Así nace Steakburger, un restaurante con un concepto de cocina "non-stop" dedicada a quienes buscan algo más que una hamburguesa al uso. Y parece que la fórmula tiene muchos adeptos: sus (por ahora) tres céntricos locales, siempre llenos, nos hacen pensar en que es un éxito. Desde luego, ver el trepidante ir y venir de la gente, ocupando las mesas, es un buen indicador.
“Abrimos la cocina ininterrumpidamente, hasta la 1 de la mañana”, nos cuenta Capel. Echan el cierre a las 2 de la mañana, así que hay tiempo más que de sobra para un tentempié de última hora. O, si se tiene más hambre, una buena hamburguesa, que para eso son especialistas. De hecho, cuentan con cuatro tamaños para la carne (160, 250, 320 y 500 gramos), adaptándose a cualquier necesidad. Ternera o buey son las opciones a elegir. Y son tiernas a más no poder. También se puede elegir el pan y el acompañamiento (patatas fritas, asadas o ensalada). “Tenemos en mente introducir un menú bio”, explica el propietario, “aunque primero queremos estar un poco más rodados”. Es normal, este restaurante abrió sus puertas hace tan sólo un par de meses y aún están con muchas ideas en la cabeza, que seguro veremos hechas realidad en poco tiempo.
En cuanto a la carta, no le faltan propuestas. Los aperitivos (desde 2,90 hasta 8,50 euros), son una inmejorable forma de empezar. Os recomendamos los super crispy chicken strips, la provoleta o los onion rings, aunque también puedes decantarte por un combo (de 12 a 15 euros) y probar un poco de todo. Y pasamos al plato fuerte, que puede ser una buena carne a la parrilla, una hamburguesa, un sándwich o, si prefieres cuidarte un poco más, una ensalada. Sobre estas últimas, destacar que vienen en un recipiente comestible, una especie de tortita de maíz deliciosa. Una presentación muy original.
De hecho, la originalidad es uno de los puntos fuertes de este restaurante. Se nota que Capel está detrás de cada detalle del Steakburger; desde la elección de los proveedores hasta la decoración. Incluso los salvamanteles son obra suya. Curiosamente incluyen un código BIDI para que des tu opinión y, de paso, te lleves un descuento para tu próxima visita. “La relación con el cliente es muy importante para nosotros”, nos cuenta. También la forma de servir la comida, con unos atentos camareros esmerados en que el cliente se vaya de allí siempre con ganas de volver.
Pero volvamos a su comida y más concretamente a sus hamburguesas, su plato estrella. Opciones clásicas se mezclan con otras más intrépidas, como la Cajun Burger, con guacamole, jalapeños, salsa cajún y pico de gallo, o La Pampa Burger, con tomate, cebolla confitada, queso provolone y salsa chimichurri con mayonesa. Sus precios oscilan entre los 7,90 y los 16,90 euros. Otras opciones más sofisticadas son la Royale Burger, con foie, rúcula, tomate a la plancha y cebolla confitada al Pedro Ximenez, o la Gourmet Burger, con rúcola, tomate a la plancha, queso parmesano, salsa de trufa y pera confitada (de 9,90 a 18,90 euros). Estas dos últimas son algunas de las más demandadas, y con razón, porque están para chuparse los dedos.
Acabamos con el postre, como es menester, y nos sorprendemos al probar el brownie, esponjoso y suculento a más no poder. Si no eres fan del chocolate, también tienen tartas caseras de Oreo, de zanahoria o cheese cake. Y todo al mismo precio: 4,90 euros.
Habrá que seguir probando sus innovaciones, pero de momento Steakburger se alza como una de las apuestas carnívoras más llamativas del año.
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Steakburger bar: Fuencarral 73, Madrid. Precio medio: 18 euros.
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