Lejos quedaron ya aquellos tiempos en los que comprar patatas fritas al punto de sal era la opción más elegida. Tímidamente, llegaron a los estantes de los supermercados y, por tanto, también a nuestras vidas, aquellas patatas fritas con sabor a jamón, a ajo o a queso. Era solo la punta del gran iceberg que vino después. ¿Te imaginabas que existían tantos tipos diferentes de patatas fritas?
Algunas de estas bolsas solo puedes encontrarlas en partes del mundo concretas, como es el caso de las patatas fritas con sabor a wasabi o a té verde, propias de los países asiáticos. Otros sabores seguro que alcanzarán la difusión internacional en poco tiempo: patatas con sabor a pan de ajo o a ensalada César. Por otro lado, lo de mezclar el dulce y el salado en una misma bolsa puede ser una opción de futuro segura: ¿te gustaría probar las patatas fritas con sabor a chocolate con leche o a canela?
Los sabores personalizados están a la vuelta de la esquina y cada vez será más fácil encontrar un sabor que encaje perfectamente con nosotras. ¿Con cuál te quedas tú?
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