Su nombre ya nos da pistas del origen galo de esta receta de básica en el mundo de la repostería. De hecho, a menudo se cuenta que la primera vez que a alguien se le ocurrió preparar praliné corría el siglo XVII. La historia nos dice que fue entre los fogones de la cocina de Maréchal de Plassis-Praslin. Más tarde, a finales del siglo XIX, la empresa de confitería de Montargis, entre otras, se especializó d en la confección de “prasines”, denominación inicial de la receta.
¿Cómo preparar praliné?
Reunir la misma cantidad de azúcar y de almendra. También puedes combinar las almendras con las avellanas pero respetando siempre esta proporción. Se ponen en una sartén grande y se calienta a fuego medio; el azúcar se transformará en caramelo si remueves continuamente y mantienes el fuego muy bajo. Procura ir cubriendo las almendras con el azúcar mientras se hace el caramelo.
Una vez tengamos el azúcar dorado, se vierte todo sobre una placa de silicona, un mármol o una placa con papel vegetal y se deja enfriar. Una vez que adquieran la temperatura ambiente, romperemos los trozos más grandes en pequeños fragmentos y los llevaremos a una picadora potente. Lo trituraremos todo bien y, aunque en un comienzo veremos que el resultado se parece bastante a un polvo, pronto adquirirá la textura cremosa gracias al aceite que liberan los frutos secos.
Nuestro consejo: triturar poquito a poco para que quede perfectamente integrado. Ir quitando la pasta que se quede en los bordes de la picadora. Una vez que hayas conseguido la textura deseada, guarda el bote en un lugar fresco y seco.
Ahora que ya sabes cómo preparar praliné, quizás puedas decidirte a preparar alguna receta de bombones caseros rellenos de esta pasta de almendras. Como te hemos dicho, forma una combinación genial con el chocolate, así que no tienes excusas, ¿no?
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