Caleb tuvo que permanecer varios meses hospitalizado debido a un grave accidente que le provocó un daño cerebral. Gracias a la ayuda de sus padres poco a poco pudo poder comenzar a moverse con una silla de ruedas y durante todo este tiempo Caleb conoció una compañero de viaje muy especial, un perrito golden retriever que fue clave para la recuperación del pequeño.
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Los avances de Caleb en el hospital eran minúsculos pero todo cambió cuando comenzó la terapia con animales. La felicidad e ilusión que le hacía enfrentarse a su recuperación cada día, lo animaba cada vez más por lo que los progresos cada vez eran mayores. Coronel hizo posible que hoy en día Caleb pueda reir, moverse y jugar como cualquier otro niño. ¿Qué te parece esta historia? ¿Te parece emocionante? ¿Qué opinas de las terapias realizadas con animales? ¡Aquí puedes ver el vídeo de la historia!
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