Por decirlo de una forma suave, la falta de honradez de los niños puede darse por muchas razones: porque olvidaron algo que dijeron, por decir verdades a medias, por inventar historias fantásticas...
A cierta edad, muchos niños mienten con tanta frecuencia que resulta difícil creerse algo de lo que sale por su boca. Pero es cierto que a veces, las mentiras son tan increíbles que acaban por confesar.
Nunca he tenido cien novias... Mentí.
Cuando las mentiras comienzan a convertirse en una rutina -y además por cosas triviales- es entonces cuando el tema debe ser abordado. Mentir significa tener un claro enfrentamiento con los padres. Pero al mismo tiempo, la mentira forma parte del proceso de crecimiento lo que significa que el niño comienza a darse cuenta de su propia autonomía.
La doctora Laura Markham, autora de Peaceful Parents, Happy Kids: How to Stop Yelling and Start Connecting y creadora de AhaParenting, explica que todos los niños finalmente "descubren un logro evolutivo normal", también conocido como: la mentira.
A pesar de su normalidad, la mentira es una forma sencilla, aunque defectuosa, de interactuar con otras personas. Si tus hijos mienten todo el tiempo, puedes verte tentada a castigarlos a ratos en su habitación o gritarles hasta que se te quiebre la voz. Pero con estas estrategias no conseguirás nada porque no corregirás su comportamiento; según nos cuenta la doctora Markham: "Los estudios afirman que cuanto más severo eres con los castigos, los niños más capacitados se convierten en mentirosos. Así que si quieres que tu hijo no mienta, no le castigues".
Los padres deben crear un ambiente seguro dónde los niños se encuentren cómodos para decir la verdad y que admitan así su falta de honradez sin miedo. Para saber cómo hacerlo, primero tienes que entender por qué los niños mienten.
Mentir es un comportamiento esperado
"Se trata de una reacción natural del desarrollo que hacen los niños a la edad de tres o cuatro años, cuando sus percepciones son únicas para ellos", dice Markham. "En otras palabras, ellos saben que el juguete está debajo del sofá porque ellos lo pusieron allí, pero si mamá no les ha visto poner el juguete ahí, ella no sabe (evidentemente) que dicho juguete está ahí lo que supone una realización asombrosa para un niño pequeño".
Los niños mienten por las mismas razones que los adultos
Hablando claro, los adultos suelen mentir muchas veces, y muy a menudo, por buenas razones, ya que a veces mentimos para enmascarar verdades hirientes. Utilizamos las mentiras como pretextos, como por ejemplo, decirle a tu abuela el domingo que hay un atasco horrible y vas a llegar tarde a comer pero en realidad, es que te has quedado dormida. Y es que: "La mentira tiene un beneficio muy útil," explica la doctora Markham. "Permite que los niños puedan conseguir lo que quieren más a menudo. Algo muy natural y que muchos niños hacen".
Los padres influyen en las metiras de sus hijos
Como hemos mencionado antes, todo el mundo ha dicho mentiras piadosas a amigos y familiares. Sin embargo es difícil para los padres que admitan que ellos tampoco son del todo honestos con sus hijos a veces. La doctora Markham afirma que: "Los padres mentimos directamente a nuestros hijos. No sólo con el Ratoncito Pérez o el Conejito de Pascua sino también cuando les decimos que la juguetería está cerrada hoy o que el pinchazo del médico no les va a doler".
Claro, estas mentiras pueden parecer pequeñas, pero para un niño que pone toda la confianza en sus padres , es un gran asalto a su fe. "Los niños terminan dándose cuenta de las mentiras de sus padres", continúa la doctora. Desafortunadamente, ésto les confirma "claramente que mentir está bien si pueden salirse con la suya".
No ignores sus "cuentos chinos"
Los papás pueden pensar que ignorando las mentiras de sus hijos dejarán de hacerlo. Y es que desviar la atención de una mala conducta es una herramienta utilizada por muchos padres y aunque se puede entender el impulso de ignorar, ésto no funciona a largo plazo. Según nos cuenta Markham: "Si un niño comienza a mentir y los padres le dejan ir con su mentira, el niño continuará mintiendo y creerá que esta herramienta se puede convertir en la más útil para dominar el mundo. Por lo que es muy importante que los padres "señalen" el momento en el que los niños estén tergiversando la verdad".
No les etiquetes
Nunca llames a tus hijos mentirosos aunque lleguen a casa con el más absurdo de los cuentos (incluso creíbles) acerca de cómo ha ido su día en el cole. "Etiquetar a un niño de mentiroso es una profecía autocumplida", advierte la doctora. "El punto de vista que mostramos sobre ellos, se refleja en cómo se ven ellos a sí mismos"; y lo último que los padres quieren es que sus hijos piensen que son incapaces de decir la verdad.
Cálmales siendo conprensivo y suave en el trato
Informa sutilmente a los niños que tú sabes perfectamente cuándo no son honestos, ya que supone una gran forma de frenarles y reducir su castigo. Esto es: "reconocer la mentira de una forma no crítica", nos cuenta Markham.
Frena una mentira antes de que se haga más grande
Si tienes la sensación de que tu hijo está a punto de soltar una mentira (se retuercen las manos, miran hacia el suelo...), amablemente le puedes decir: "Me haría muy feliz que me contaras la verdad". Los niños desean una relación positiva y segura con sus padres, por lo que decir la verdad mantiene la buena relación y esto significa que dirán la verdad cada vez más a menudo.
Explícales lo peligroso que puede ser mentir
¡Habla con tus hijos sobre el tema! La doctora Markham sugiere que te sientes con tus hijos en un ambiente relajado y les expliques que las mentiras estropean el amor y la relación que existe entre vosotros. Cuánto más mienten, más te duele el corazón. "Déjale claro que ellos siempre te pueden contar la verdad y nunca serán castigados por ello", continúa la doctora.
Las mentiras irónicas son un serio problema
Si te das cuenta de que tu hijo miente con frecuencia, busca ayuda profesional. Markham insiste en que (la ayuda) "sea para toda la familia". "El comportamiento de los niños que mienten no nace de ellos sino que influyen factores externos, por muy difícil que pueda parecer, y esos factores pueden ser los padres". La doctora continúa: "Debes buscar en ti misma y ver si estás haciendo a tu hijo un inseguro a la hora de decir la verdad. Las mentiras habituales son una señal de que algo va mal en el núcleo familiar".
Conclusión
Construye un vínculo afectivo con tus hijos al final del día, será un ambiente perfecto para decir la verdad. "Esta es la clave para prevenir las mentiras porque es entonces cuando los niños se sienten seguros y más cerca de ti que nunca. De esta forma, estarán mucho más lejos de caer en el mal hábito de la mentira", concluye la doctora.
LETTER
Puede interesarte...