"La casa de la esperanza", así es como llaman a la vivienda que Cori Salcher comparte con su marido y sus ocho hijos biológicos. Y no es para menos, pues desde el 2011 esta enfermera retirada lleva acogiendo en ella a bebés huérfanos que nacen con alguna enfermedad terminal. ¿Su objetivo? Hacerles sentirse queridos y darles una vida mejor durante sus últimos días. Su compromiso con estos niños le llevó a crear la ONG Hope After Loss (Esperanza Después de la Pérdida), una organización que ayuda a los padres que pierden a sus bebés recién nacidos.
Hasta hace cinco años, Cori trabajaba en un hospital infantil de Wisconsin, la ciudad en la que vive. "Muchas de las madres venían a dar a luz y luego no se podían encargar del bebé porque estaba enfermo o iba a morir dentro de poco", explica en una entrevista para Parents Today. "A mis compañeras no les gustaba tratar demasiado con estos bebés porque se morían de la pena, pero yo intentaba que sus pocos días de vida fueran felices".
Durante ese periodo Cori enfermó gravemente y tuvo que dejar de trabajar. Mientras se recuperaba en casa, recibió una llamada de sus compañeras de hospital contándole que tenían un bebé sin nombre del que nadie quería hacerse cargo. Se trataba de una niña que había nacido sin un hemisferio del cerebro y a la que los médicos solo le daban unas semanas de vida. Cori decidió adoptarla para que, en vez de morir en el hospital conectada a una máquina, lo hiciese en su casa rodeada por personas que podían darle amor. Durante cincuenta días la familia la cuidó como si de su propia hija se tratase. Después, la pequeña, a la que llamaron Emmalynn, murió en brazos de Cori.
Así fue como esta enfermera comenzó con su proyecto solidario. En octubre de 2014, la familia adoptó a Charlie, un bebé de cuatro meses que había sido diagnosticado también con una enfermedad terminal. A día de hoy, el niño sigue viviendo con la familia de Cori, aunque ha necesitado hasta diez intervenciones para poder ser reanimado durante los últimos meses. "La próxima vez le dejaremos ir", ha confesado al mismo medio. Probablemente, para evitar que el bebé sufra.
"Es un regalo formar parte de la vida de estos bebés, poder aliviar su sufrimiento, apreciarlos y amarlos a pesar de que ellos no son capaces de ofrecerte algo tangible, a pesar de que ni siquiera tengan la fuerza para esbozar una sonrisa a cambio de nuestros esfuerzos", conluye Cori.
LETTER
Y además:
El selfie más auténtico: "Así es como queda tu cuerpo 24 horas después del parto"
Una madre homenajea a su hijo fallecido de 8 años en su boda