Al principio es un lío, pero poco a poco te irás haciendo con las claves del menú infantil para tu pequeño. Tu hijo pasará de nutrirse exclusivamente con leche a la alimentación complementaria y de ahí, a sentarse a la mesa con los mayores y compartir la comida de toda la familia. Lo sabemos, a veces no resulta fácil saber qué puede tomar, cómo ir introduciendo los distintos alimentos y de qué forma actuar si rechaza nuevos sabores. No te preocupes, porque para esto no hay nada mejor que dominar los secretos de la alimentación infantil. Si estás un poco perdida, no te castigues, nos ha pasado a todas. Pero debes ponerte manos a la obra. ¡Ha llegado la hora de descubrir 10 errores en la alimentación de tu bebé!
1. Introducir varios alimentos a la vez
En la dieta de tu bebé, los alimentos deben introducirse de uno en uno y dejando varios días (3-5) hasta un nuevo cambio para comprobar si el niño es alérgico o no. Si le das varios a la vez que no haya probado nunca, es más difícil descubrir la causa de la alergia si esta apareciera. Por eso, ve poco a poco. Puedes consultar aquí cómo comenzar con la alimentación complementaria.
2. Eliminar las tomas de leche con la alimentación complementaria
Durante el primer año de vida de tu hijo, el alimento básico en su alimentación es la leche. Si es a través de la lactancia materna, mucho mejor, y si no, mediante la leche artificial. La alimentación complementaria, que se inicia a partir de los 6 meses de edad, debe ser un añadido al aporte de leche, pero no sustituirla. No hay que destetar al niño porque empiece con nuevos alimentos. Si quieres seguir dando el pecho, adelante, lo puedes conseguir aunque te incorpores a trabajar. Si esa es tu idea, es bueno que descubras algunos falsos mitos sobre la lactancia materna.
3. No dejar que explore la comida
El niño es un explorador nato en sus primeros meses de vida. Y la comida también forma parte de sus nuevos aprendizajes sensoriales. Déjalo que toque la comida con sus manos, e incluso que se lleve pequeños trocitos a la boca si crees que está preparado. Si le permites manipular la comida, posiblemente no habrá rincón de su pelo que quede libre de ella, pero te aseguras de que acepta mejor ese cambio en su alimentación.
4. Darle toda la comida triturada
Es cierto que cada niño tiene un ritmo diferente de maduración, pero, en general, a partir de los seis meses pueden tomar pequeños trocitos de algunos alimentos. No es necesario que se lo des todo muy pasado. Es aconsejable ir cambiando de texturas y, a medida, que se vaya haciendo mayor, pasar de un puré muy líquido a otro semi-sólido hasta llegar a los sólidos.
5. Insistir en que se acabe el plato
Si las madres pudiésemos ver en realidad el tamaño del estómago de nuestros bebés, seguramente no insistiríamos tanto en que se acabasen los platos de comida que les servimos. El niño sabe regularse muy bien, y come o no según su apetito. No hay que forzarlo a acabar el plato. Únicamente si pierde peso o si la ganancia no es la adecuada, habría que alarmarse. Si te preocupa que no esté comiendo bien, revisa las claves de al alimentación infantil de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria.
6. Darle de comer delante de la tele
Muchos padres sientan al niño delante del televisor para darle de comer. Los pediatras advierten de que esta práctica no es la más adecuada, ya que el niño pierde su referencia de saciedad al estar entretenido. El rato de la comida puede ser una estupenda ocasión para hablar con tu hijo, contarle cuentos, estar juntos... ¡Aprovéchalo!
7. Introducir el gluten muy pronto o muy tarde
El momento en que se introduce el gluten puede aumentar el riesgo de que el niño acabe desarrollando celiaquía. Aunque las recomendaciones han ido variando al cabo del tiempo, actualmente la Asociación Española de Pediatría (AEPed) aconseja introducirlo sobre los 7 meses y hacerlo en pequeñas cantidades (dejándolo chupar un trocito de pan, añadiendo tres o cuatro macarrones a la papilla, poniendo un cacito de cereales con gluten a su comida...). Además, se ha constatado el efecto protector de la lactancia materna en relación a la enfermedad celiaca, por lo que se recomienda que el niño siga tomando pecho al menos un mes después de su primer contacto con el gluten.
8. Ofrecerle zumo en lugar de fruta
La fruta es un caballo de batalla común para las madres de los bebés. A algunos les gusta y la devoran, pero a muchos otros no. Si tu hijo rechaza el puré de frutas, déjalo que mordisquee directamente la fruta (hay mallas de seguridad para que no se atragante). A veces rechazan la textura del puré o el sabor, por mezclar algunas variedades. Es mejor que pruebes hasta acertar a que sucumbas a los zumos (especialmente si son industriales), ya que llevan mucha cantidad de azúcar. De hecho, hay bebés con diarrea crónica porque toman cada día un zumo con varias naranjas, lo que resulta excesivo para su tamaño y su peso.
9. Darle el biberón para dormir
Aunque te parezca increíble, algunos bebés comienzan a tener caries desde sus primeros meses de vida. Uno de los factores que más pueden influir es que se duerman con el biberón en la boca, pues así se favorece la llamada "caries del biberón". En los niños de pecho, si se comprueba que ha salido alguna caries, es prudente retirar el pecho de su boca durante la noche para que no duerma con él.
10. Sucumbir a gusanitos, dulces y demás
Tu bebé va a tener toda la vida por delante para saborear chucherías, dulces y snack varios, así que cuanto más lo puedas retrasar en su dieta, mucho mejor. De hecho, durante su primer año, no conviene añadir sal, azúcar ni miel a sus platos. En el segundo año de vida ya se pueden condimentar con sal, pero en muy pequeñas cantidades.
Si quieres ir pensando en cómo serán sus meriendas cuando crezca un poquito más, disfruta de estas 30 propuestas alternativas y ¡muy saludables!
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