Eres mamá primeriza, tu bebé está hambriento y llega el momento de preparar el biberón. Pero cuando se trata de las primeras tomas y todavía no tenemos práctica suficiente, preparar un buen biberón puede parecer una tarea complicada.
Y es que las primeras veces, como madres, tenemos miedo de que el biberón no sea de la calidad suficiente como para saciar el hambre de nuestro pequeño y aportarle los nutrientes necesarios. Pero no te preocupes: esto le ocurre a todas las madres y padres primerizos y, en cuanto cojas un poco de práctica, preparar el biberón se convertirá en una tarea tan rutinaria que la automatizarás. Para asegurarte de que los biberones que le preparas a tu peque sean perfectos desde el principio, sigue los siguientes consejos. ¡Es muy sencillo!
Recomendaciones de higiene
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), las leches en polvo para lactantes no son productos completamente estériles, sino que es posible que contengan algunas bacterias nocivas para la salud de los niños. Por eso, es fundamental que a la hora de preparar los biberones, sigas algunos consejos básicos de higiene con los que puedes evitar que tu bebé contraiga alguna enfermedad. Por ello, la conservación de las leches de fórmula y los utensilios que utilices, así como el estricto seguimiento de los pasos de preparación, son fundamentales para reducir riesgos y preparar el biberón perfecto.
¿Cómo preparar un biberón perfecto?
Antes de preparar el biberón, lávate las manos concienzudamente con agua y jabón. Además, la superficie de trabajo sobre la que lo vayas a preparar debe estar limpia. Después, sigue las instrucciones indicadas en la caja de leche que utilices, así como las indicaciones del pediatra. A continuación, lava el biberón –hazlo siempre antes y después de utilizarlo. Usa un cepillo para limpiar el interior asegurándote de eliminar cualquier resto de leche pegada y, para terminar, esterilízalo. ¿Cómo? Pon agua en una olla e introduce dentro los biberones. Espera a que el agua hierva y mantenlos dentro unos 15 minutos. Después, sácalos con unas pinzas también esterilizadas y asegúrate de que las tetinas no tengan daños.
Llega el momento de prepara el biberón pero, ¿qué es más recomendable, agua del grifo o embotellada? Si el agua del grifo de tu localidad es apta para el consumo, puedes utilizarla sin ningún problema, pero deberás hervirla dejarla correr durante un minuto y hervirla durante al menos dos. Después, podrás preparar el biberón. De lo contrario, utiliza agua embotellada, siempre asegurándote que en la etiqueta indica que es apta para la alimentación de los bebés. Además, debes saber que una botella de agua abierta debe conservarse en la nevera y se debe consumir en 24 horas.
Te aconsejamos que evites utilizar agua filtrada en jarra, ya que es propicia a generar microbios y bacterias. Y si el grifo cuenta con un difusor, límpialo regularmente con vinagre blanco para eliminar gérmenes. Además, antes de proceder a la preparación, te recomendamos que limpies la tapa del envase de la leche de fórmula para evitar contaminar el producto. La Asociación Americana de Pediatría (AAP) también recomienda que se limpien los utensilios con los que se manipula el polvo.
Respeta las proporciones
Es muy importante que respetes las proporciones de agua y leche que indica el envase de leche que utilices. Y es que si utilizas más agua de la indicada, el aporte calórico y nutricional del biberón no será suficiente para satisfacer las necesidades de tu bebé y, si utilizas más leche de la recomendada por el fabricante, puedes causar problemas digestivos a tu pequeño.
Así, utiliza e medidor para saber qué cantidad de leche debes utilizar para cada biberón y nunca prenses el contenido del recipiente para que entre más. Deben ser medidas rasas. Para ello, utiliza un cuchillo. Cuando hayas introducido los dos ingredientes, coloca la tetina procurando no tocarla para no contaminarla. Ciérralo y agítalo hasta que se mezcle.
¿Cuál es la temperatura adecuada?
Puedes dar el biberón a temperatura ambiente, pero si prefieres calentarlo, lo más recomendable es que utilices un calienta biberones antes que el microondas, ya que el calor no se reparte bien y puede provocar quemaduras. Recuerda que si has calentado el biberón, tu bebé deberá tomarlo durante la siguiente media hora. Si, en cambio, está a temperatura ambiente, podrá hacerlo durante la siguiente hora.
Y recuerda: antes de dar el biberón al bebé, comprueba su temperatura echándote unas gotas en la parte interior de la muñeca, asegurándote así de que no está demasiado caliente. Lo ideal es que esté a la misma temperatura que la leche materna y nuestro propio cuero, entre los 36º C y los 37º C. Si está demasiado caliente, colócalo debajo del agua fría hasta que baje un poco la temperatura.
Lava los biberones después de cada toma
Como te hemos dicho, es recomendable que limpies los biberones antes de utilizarlos, pero también debes hacerlo después. Para hacerlo, vacíalo, enjuágalo con agua fría para despegar las partículas de leche, sumérgelo en agua caliente con detergente para vajillas y ayúdate con un cepillo para limpiar bien el interior. Antes de dejarlo secar, asegúrate de colocar bien la tetina, la rosca y el anillo. Déjalo secar bocabajo.
Si prefieres lavarlo en el lavavajillas, lo ideal que es que utilices programas de lavado que alcancen los 65º C. Eso sí: ten cuidado con las tetinas de caucho, ya que solo se pueden lavar a mano.
Algunos consejos prácticos
- Si quieres conservar el biberón y los utensilios esterilizados entre toma y toma, deberás envasarlos de manera que no corran el riesgo de contaminarse. Puedes utilziar bolsas de plástico esterilizadas. Lávate las manos siempre que vayas a manipularlos.
- Según la AAP, lo más recomendable es enfriar el biberón cuando es para un bebé de 6 meses o menor, ya que su organismo todavía no es capaz de regular la temperatura.
- Desecha los biberones que no se hayan consumido en las 24 horas posteriores a su preparación, incluso aunque los hayas conservado en la nevera, ya que son el ambiente idóneo para la proliferación de microbios y bacterias.
- Para calentar un biberón ya preparado y conservado en la nevera, lo ideal es que lo hagas con un calienta biberones o sumergiéndolo en agua caliente. En ese caso, asegúrate de que la tetina no toca el agua caliente y remueve de vez en cuando el contenido para que la leche se caliente uniformemente.
- Si tu bebé toma un viverón recalentado, no conserves la leche restante, es preferible que la deseches.
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