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La circuncisión en los niños

por El equipo editorial ,
La circuncisión en los niños© Absorba

Todo depende de la edad
Cuando el niño nace, el prepucio, la piel que cubre la extremidad del pene, está soldado al glande. Con el paso del tiempo prepucio y glande se separan. Hasta que el niño cumple los 3-4 años el glande no se descubre por una cuestión psicológica ya que sucederá con las primeras erecciones. Desde el punto de vista higiénico, es casi beneficioso que el prepucio siga cubriendo el glande, ya que hablamos de la época en la que aún lleva pañales y el prepucio los protege del pipí y las defecaciones.

Video por Carla Dominguez

Durante mucho tiempo se ha recomendado a las mamás que en los baños retiren la piel del glande para forzar el proceso, con el paso de los años el mensaje ha evolucionado de forma considerable. Estas recomendaciones se basaban en la idea de que las infecciones podían ubicarse entre el prepucio y el glande y la retirada de la piel contribuiría a la higiene. Se pensaba que con ello se podían limpiar las secreciones. Algunos médicos incluso aconsejaban una limpieza con bastoncillos. Por aquel entonces se tenía cierto miedo a la fimosis (un prepucio demasiado estrecho que no deja descubrir el glande). Se pensaba que el niño tendría dificultades en las erecciones con el paso del tiempo y que el glande no podría salir del anillo prepucial. La realidad es que en los casos de descubrimiento forzado, el traumatismo relacionado con una intensa presión, puede provocar fimosis cicatriciales, es decir, lo contrario de lo que se busca descubriendo el glande por cuestiones higiénicas. Esta práctica puede provocar incluso parafimosis: cuando el prepucio se cierra alrededor del glande, éste se hincha y se vuelve lila. Algo realmente doloroso, una urgencia médica. Por eso el consejo actual de los médicos es dejar que todo evolucione de un modo natural.

Entonces, ¿cuál es la práctica correcta?
No hacer nada excepto en el caso de descubrir una anomalía anatómica que el médico será el único indicado para juzgar y tratar, sin que el niño o sus padres intervengan. La opinión de médicos y psiquiatras es que cuanto menos se toque el sexo del bebé, mejor se portará. Así pues, hasta que cumpla los 3-4 años sólo hay que ir controlando que no se produzca ninguna malformación. Y, sobre todo, no hay que preocuparse. Es raro que se produzcan anomalías, pero si se da el caso, la mayoría de las veces son de poca importancia. Lo importante es que el bebé se bañe con regularidad y con los jabones adecuados. En cuanto al resto, ya aprenderá solo a toquetearse y estirarse, se divertirá mucho más que con una mamá obsesionada con la higiene y que le irrita varias veces a la semana esa zona tan incómoda. Y es que retirar el prepucio para limpiar el glande sólo comporta consecuencias negativas. Si la mamá se preocupa demasiado, es mejor que hable con un médico o pediatra.

¿Cuándo hay que consultarles?
>Si con 5 años el prepucio no se ha alargado de un modo natural, se puede estar ante un caso de fimosis.
>Si una vez descubierto el prepucio no puede volver a su posición inicial, se trata de una urgencia, pues se sufre una estrangulación muy dolorosa del glande.
>Si el niño siente dolor al orinar o en una erección.
>Si el chorro del pipí no es regular o si se proyecta en todas direcciones.

¿Cuándo hay que preocuparse?
En la mayoría de los casos no hay motivos para preocuparse. El prepucio cogerá flexibilidad y se alargara de un modo natural, igual que el pene. Las erecciones tendrán lugar sin complicaciones y si hay algún problema probablemente aparecerá durante la pubertad. Normalmente en este período suelen darse adherencias prepuciales (al prepucio le cuesta despegarse del glande) o fimosis provocada justamente por las retiradas repetidas y violentas que se han sufrido durante la infancia. La fimosis debe tratarse antes de la pubertad, la mayoría de las veces con cremas, aunque en ocasiones requiere una pequeña operación.

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¿Y la circuncisión?
Está demostrado que la mala práctica durante la infancia no previene la fimosis y que una buena higiene no implica la retirada forzosa y repetida del prepucio durante la niñez. En Estados Unidos existe una moda higienista que recomienda la circuncisión, practicada de modo obligatorio en judíos y musulmanes por cuestiones religiosas. Parece ser que dichas costumbres tienen cabida por razones iniciáticas y no tanto por motivos higiénicos como se ha creído durante mucho tiempo. Cuando por temas médicos la circuncisión es necesaria, debido a una fimosis, se practica lo que se denomina “postectomía”. Además, sólo se puede recurrir a ella en los casos en que los tratamientos con medicamentos no hayan dado resultados. De hecho, estos casos de fimosis pueden solucionarse con cremas para relajar la piel del prepucio. Si por motivos personales los padres rechazan la circuncisión se puede recurrir a una tercera intervención: una plastia consistente en el alargamiento del prepucio, mediante una sección transversal.

Consulta también:
La sexualidad de los niños

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