"Sácate el dedo de la boca", ¿cuántas veces nos hemos descubierto diciéndole eso a nuestro peque? Como te contábamos antes, chuparse el dedo es un gesto natural e instintivo que tienen todos los bebés, incluso antes del nacimiento (seguro lo has visto en más de una ecografía), por esto, no hay motivo para impedirlo, al contrario, para el bebé, chuparse el dedo o el puño es un modo de calmarse. Cuando el bebé crece, las ventajas de chuparse el dedo disminuyen y este hábito puede tener efectos negativos en el desarrollo de la mandíbula. Solo si el pequeño no es capaz de perder el hábito por si mismo, es necesario ayudarle y animarle a dejar de chuparse el dedo.
¿Por qué los bebés se chupan el dedo?
Según los especialistas, el significado de que los niños se chupen el dedo se encuentra en una forma de consolación y compensación a la que el niño recurre en condiciones estresantes, por ejemplo, durante la noche o en momentos de desapego momentáneo de la figura de referencia (la madre, ante todo). El gesto de chuparse el dedo le permite liberar la tensión y es para el niño un poderoso antídoto contra el miedo y la soledad, haciéndole sentir relajado y protegido.
La succión del pulgar, que como ya te hemos mencionado puede incluso comenzar en el útero, generalmente aparece en los primeros tres meses de vida, rara vez más tarde. Afecta al 80% de los recién nacidos y no necesariamente depende de las necesidades de hambre.
¿Cuándo llega el momento de quitarle este hábito al pequeño?
Hasta los 2 o 3 años, chuparse el dedo es algo normal que no tiene consecuencias negativas en el bebé. Se trata de un comportamiento inocuo que, a menudo, tiende a desaparecer por sí solo en el instante en el que el niño desarrolla otras formas de encontrar calma o cuando inicia a tener relaciones sociales, por ejemplo, en el colegio. Sin embargo, también puede pasar que el hábito dure más tiempo y se alargue hasta después de los 4 o 5 años. ¿Por qué sucede esto? Algunas personas piensas que seguir chupándose el dedo puede deberse al destete o a problemas relacionados con problemas familiares, aunque no tiene evidencia científica y no tiene por qué indicar ninguno de estos problemas.
A partir de los 4 o 5 años es cuando hay que intervenir para retirar el dedo de la boca de los niños. Existe el riesgo de que si continúa chupándose el dedo después de la edad recomendada, caused problemas en los dientes o en la forma del paladar del niño. Por no hablar de la posible infección de la uña del dedo por culpa de los microbios que se adhieren en la zona humedecida. Chuparse el dedo también puede generar problemas de gases, ya que el niño introduce gran cantidad de aire en el sistema digestivo con este gesto.
¿Cómo conseguir que el niño deje de chuparse el dedo?
Ya te hemos contado que cuando el niño supera cierta edad (en general, 4 o 5 años) es importante hacer que pierda el hábito de chuparse el dedo, por suerte, existen remedios que suelen funcionar. Basta con abordar el "problema" con la actitud adecuada, recordando que interrumpir una actividad tan tranquilizadora para el pequeño puede tener implicaciones psicológicas, ya que lo vivirá como un verdadero fastidio. Por lo tanto, la paciencia y la perseverancia de la madre y el padre son necesarias.
Para conseguir que el niño deje de chuparse el dedo, debes evitar absolutamente recurrir a una actitud totalitaria, evitando quitarle el dedo de la boca por la fuerza o a través de gritos. Esto solo aumentará su sensación de incomodidad y enfado. Tampoco se recomienda el uso de remedios "extremos" como el líquido amargo o el vinagre.
En cambio, es esencial trabajar principalmente en el autoestima del niño, ofreciéndole actividades y juegos manuales para promover su autonomía e impedir sentimientos de inseguridad o miedo que le lleven a chuparse el dedo de nuevo. Una buena táctica es ofrecer premios si el pequeño mejora sus hábitos y pasa más tiempo sin chuparse el dedo. No necesariamente tienen que ser premios materiales, con una cantidad de besos o abrazos o un paseo por el parque será suficiente para que el niño valore la recompensa.
¿Mejor chupete o chuparse el dedo?
Esta pregunta es muy común en madres y padres, la respuesta es clara: el chupete. Al contrario de lo que ocurre chupándose el dedo, el chupete no interfiere en la formación de la mandíbula y el paladar. El dedo, por su parte, ejerce una presión demasiado intensa en la boca que causa problemas de desarrollo. El chupete está creado con un diseño anatómico que se adapta perfectamente a la cavidad bucal del bebé, segurando la justa distribución de la presión de la lengua y del paladar. Además, el hábito de chuparse el dedo es más difícil de quitar que el del chupete.
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