La primera pista de que tu hijo está sufriendo un ataque de asma es la más evidente: tiene dificultad para respirar. El niño intenta coger aire con mucho esfuerzo y no le resulta suficiente para poder hacerlo; es decir, hiperventila. Esto es señal de que tiene las vías respiratorias inflamadas. Y ¿qué puede provocar que se inflamen? Normalmente, una alergia. El polen, las gramíneas, los olivos... podrían provocar una reacción alérgica en tu hijo. Además, el pelo de algunos animales, como perros y gatos, o los ácaros (insectos diminutos que viven en las fibras de la ropa y en el polvo).
No importa si nunca ha manifestado síntomas: las alergias pueden presentarse en cualquier momento de la vida y, de un año para otro, tu hijo puede manifestar una, con las complicaciones que eso conlleva. Además de dificultad para respirar, ojos rojos, tos, rinitis... Además, es frecuente manifestar un sonido característico de "silbido" en el pecho. ¡No te asustes! Te contamos qué hacer ante un ataque de asma.
Mantén la calma
Si nos ponemos nerviosas podemos transmitir esta sensación al niño y empeorar su estado. Debes tener en cuenta que el niño está pasando por una situación de angustia al sentir que no puede respirar, y los adultos debemos hacerle sentir seguro. Mantener la calma y decirle que todo va a pasar es el primer paso para solucionar el problema.
Aplícale su inhalador
Si no es la primera vez que le ocurre, probablemente ya contéis con un tratamiento bronquiodilatador, es decir, un inhalador que hemos de aplicarle al niño para que respire. Al notar los primeros síntomas del ataque de asma, debemos recurrir a él de inmediato. En cambio, si es la primera vez que le ocurre y la situación es nueva para ti, debemos optar por otras vías. La mayoría de las crisis de asma infantiles son leves y se pueden solucionar en casa.
En crisis leves, un par de inhalaciones suelen ser suficientes para que su respiración vuelva a la normalidad. Si no es así, puedes intentar aplicarle el inhalador cada 20 minutos durante 1 hora más o menos.
Déjale tiempo para respirar
En primer lugar, aléjale de lo que creas que puede ser la causa de la crisis de asma. Por ejemplo, si se encuentra en el exterior y hay polen, métele inmediatamente en casa. Después, asegúrate de que el niño esté cómodo y no tiene ningún impedimento para respirar. Quítale o aflójale la ropa ajustada o apretada y mantenle en un lugar donde tenga espacio para respirar. No le agobies y déjale unos segundos de tranquilidad para ver si la crisis se supera por sí sola. Otra opción es ofrecerle un zumo, agua o bebida refrescante para recomponer la hidratación.
Colócale en una posición para que respire mejor
Si pasados un par de minutos continúa la crisis, debemos hacer lo posible para facilitar al niño la respiración. Puedes colocarle sentado y acostado e indicarle que respire despacio. Una posición que puede funcionar para mejorar la respiración es agachado hacia delante, con los hombros y la cabeza relajados.
¿Cuándo acudir a urgencias?
Si pasada 1 hora el niño o la niña continúa con la crisis de asma, y no funciona ninguna de las medidas que te hemos contado, es necesario llevarla al médico de inmediato. Es posible que necesite la administración de algún fármaco o corticoide específico. Una crisis de asma que no se trata puede ser muy peligrosa. Deberías preocuparte si tu hijo, durante un ataque de asma, presenta estas características:
- labios y uñas azulados o amoratados
- dificultad no sólo para respirar, sino también para hablar o caminar
- su pecho y las alas de la nariz no se mueven al ritmo de la respiración
- tiene el pulso muy acelerado (más de 120 pulsaciones por minuto)
La mayoría de las crisis de asma son pasajeras y se pueden solucionar en casa, pero debes estar preparada para cualquier circunstancia que se presente, aunque, como madre, es normal preocuparse si tu hijo sufre una crisis de asma. ¿Qué otras circunstancias de la vida de tu hijo te inquietan? ¿Eres demasiado protectora con tus hijos? Te invitamos a realizar nuestro test para comprobarlo.
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