En la cultura occidental estamos acostumbradas a calcular los años siguiendo el calendario solar, que como su nombre indica sigue los ciclos del sol para medir el paso del tiempo en meses y años solares. El calendario lunar, por su parte, calcula los años y los meses siguiendo los ciclos de la luna.
Así, cada mes lunar corresponde al periodo comprendido entre dos momentos en los que la luna se halla exactamente en la misma fase. Por tanto si tomamos como primer día del mes lunar la noche de luna llena, este acabará en la siguiente luna llena. Cada mes lunar corresponde a 29,53 días solares, por lo que según el calendario lunar no haríamos distinción entre meses de 30, 31 o 28 días como ocurre en febrero en el calendario solar.
Las fases lunares
Las fases lunares se producen por la interacción entre los movimientos del sol, la luna y la tierra. A lo largo de un año la luna da trece vueltas completas a La Tierra, por lo que cada año tendremos trece lunaciones o trece meses lunares. Cada lunación tiene una duración de 28 días aproximadamente. ¿Te suena esta duración? Lo has adivinado, que las lunaciones tengan la misma duración que los ciclos menstruales o que los ciclos de las mareas marinas no es casualidad, ya que la luna influye sobre nosotros. Es por esto que los calendarios lunares han existido en todas las civilizaciones y culturas.
Normalmente, conocemos cuatro tipos de fase lunar, que son la Luna Nueva, Cuarto Creciente, Luna Llena y Cuarto Menguante. Sin embargo, entre estas cuatro fases existen otras muchas que no tienen un nombre concreto, por lo que para hablar de todas estas fases intermedias se utiliza el porcentaje de iluminación. Así, la luna nueva correspondería a un 0%, la llena a un 100%, y tanto creciente como menguante serían un 50%.
El mes lunar y el calendario lunisolar
Como hemos indicado antes, el mes lunar puede empezar en cualquiera de las cuatro fases (nueva, creciente, llena, menguante) ya que el comienzo varía según la cultura. El calendario chino, todavía vigente en su cultura, toma la luna nueva como comienzo del mes lunar, igual que hacía la civilización egipcia, pero también es muy común tomar como primer día del mes la luna creciente.
En la actualidad existen todavía algunas culturas que solo se rigen por el calendario lunar, como la musulmana, pero la gran mayoría de las culturas utilizan lo que se llama calendario lunisolar. Este calendario no solo tiene en cuenta los ciclos de la luna, sino también los del sol, que determinan también las diferentes estaciones y los equinocios. Como suele haber doce meses lunares por cada año solar, a la repetición de doce lunas se le llama año lunar, pero como los años lunares no coinciden con los años solares, cada cierto tiempo hay un año solar con trece lunas.
La cultura hindú y la judía tienen calendarios lunisolares y en la cultura occidental cristiana, aunque nos regimos en su mayoría por el calendario solar, sí que se utiliza el lunisolar para calendarizar ciertas celebraciones como la Semana Santa y el carnaval.
¿Para qué podemos usar el calendario lunar?
El calendario lunar está directamente relacionado con el ciclo menstrual, y no solo porque ambos tengan la misma duración, sino porque igual que ocurre con las fases de la luna, nuestro ciclo también se divide en cuatro periodos: menstrual, preovulatorio, ovulatorio y premenstrual. Por ello, si tenemos un ciclo menstrual más o menos regular, cada una de nuestras fases menstruales ocurrirá siempre en la misma fase lunar, lo que repercute en la forma de comportarnos y en lo que sentimos en cada una de ellas.
Sin embargo, esta no es la única utilidad del calendario lunar, ya que conocer la posición exacta de la luna en cada momento es muy útil en labores agricultura, horticultura, jardinería, apicultura y viticultura. Por otro lado, las fases lunares también influyen sobre el momento adecuado de hacerse un corte de pelo, realizarse un tratamiento de belleza o sobre la salud de nuestros dientes. ¿Sorprendida?
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