Si estás rellenita...
El problema de los chalecos cortos es que presionan el pecho y resaltan la cintura y las caderas. Por eso mejor no llevarlos si somos de formas voluptuosas, pues no nos gustará ver comprimida la parte superior de nuestro cuerpo. Tampoco hay que elegir los que tengan cuello, los demasiado gruesos, con estampados o de rayas horizontales porque nos veremos más anchas. En cuanto a las mangas de la prenda que nos pongamos debajo, mejor que no sean demasiado largas. Con unas mangas murciélago o tres cuartos conseguiremos que los brazos sean los auténticos protagonistas sin que, necesariamente, se tengan que notar las redondeces.
Optaremos por los chalecos largos, anchos y fluidos. Así, añadiremos estructura a la silueta y la afinaremos. Nada de sentirnos embutidas en la prenda. Además, disimularemos los michelines y los volúmenes. ¿Qué más queremos?
Si eres delgada...
Te lo puedes permitir todo: longitudes, formas, grosores, etc. Todo te quedará bien e incluso puedes atreverte con combinaciones nuevas y hacer valientes mezclas de colores.
Si eres bajita...
Evita los chalecos largos, te harán aún más bajita. En cambio, elije los de cortes rectos para parecer más alta. Si quieres reforzar dicha verticalidad, y parecer que mides más, cómpratelos de un solo color. ¡Nada de estampados!
Si eres alta...
Olvídate de los cortos, a menos que quieras acentuar tu altura. Una solución fácil para reducir un poco tus centímetros es jugar con las diferentes materias y prendas. En cuanto a los colores, elije el que quieras, atrévete con todo, pero vigila con los lisos, pues si vistes sólo de un color crecerás de forma irremediable.
La elegancia
Se materializa en el chaleco de piel, sin dudarlo. De piel natural o artificial, este tipo de chaleco ha vuelto, y con fuerza, y, además, ha conquistado de nuevo las pasarelas y el vestuario de las estrellas. Es una prenda que aúna calor y glamour, elegancia y practicidad.
Otra solución muy elegida por las artistas es el chaleco de malla. Lo podrás llevar en cualquier ocasión, pues combina con todos los estilos y vale cualquier forma. Póntelo con todos los modelitos.
El glamour
Tampoco hay duda: el chaleco de tu pareja. Juega con la oposición masculino/femenino, con los contrastes en cuanto a materias, texturas y colores. El chaleco de hombre es muy sexy y femenino, además, te dará un aire travieso, elegante y original. Pero un consejo: no lo compres en una tienda de mujer. Un chaleco de hombre debe ser de hombre de verdad.
Los colores
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El color variará en función de los accesorios que lleves y del modelo en general. Si, por ejemplo, vas a ponerte unos accesorios de cuero, o marrones, elije un chaleco también en tonos marrones, te verás ideal. Si, en cambio, el chaleco es de un color más vivo, utilízalo para añadir diversión a un modelo oscuro o, incluso, negro. Ahora bien, hay combinaciones que es mejor evitar, como un chaleco negro con otras prendas negras, parecerá que vas a un entierro. Los grises, azules oscuros, violetas o ciruela siempre son más difíciles de combinar.