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Todo empezó en 1847 en París de la mano de la familia Cartier. Una firma de joyas y relojería muy ligada a la realeza y a la aristocracia que supo ganarse la confianza de las personalidades más importantes de cada época. Poco a poco fueron abriendo sucursales en Rusia, India y Estados Unidos hasta convertirse en una de las empresas de mayor éxito del mundo.
Creadores de la mayoría de las joyas de las familias reales, también lanzaron al mercado el primer reloj de muñeca masculino, el modelo Santos. El aviador brasileño Alberto Santos quería un reloj cómodo en el que ver la hora mientras volaba. Cartier asumió el desafío y diseño un reloj de pulsera plano, con un bisel cuadrado. ¡Todo un éxito!
Después de 10 años con su tienda insignia en los Campos Elíseos de París, Cartier ha decidido renovar su establecimiento manteniendo la tradición que tanto les caracteriza. La nueva boutique tiene 650 metros cuadrados, varios salones privados y una decoración exquisita a cargo del interiorista Bruno Moinard.
Arcos blancos, dorados y beige, suelo ribeteado con cenefa dorada y dos espectaculares lámparas de araña de casi cinco metros de ancho, diseñadas por Régis Mathieu. La escalera en forma de espiral se despliega majestuosamente invitándonos a sentirnos parte de un baile real por unos minutos.
Si pasa por París, visita obligada.
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