El universo a través de las cuencas de sus ojos. Aunque cada individuo viva exactamente en el centro de su propia vida, la cultura global ha moldeado tristemente nuestra forma de percibir las cosas. Cada una de las instantáneas de Adriana Pizcueta, de impresionante eclecticismo, huye del atajo de la simple estética y llega hasta el fondo del asunto con su distintiva problemática visual.
¿Cómo eligió usted la fotografía?
Desde muy pequeña tuve la influencia de mi madre, a la que siempre le ha gustado la fotografía analógica, e incluso teníamos montado un pequeño laboratorio en casa en el que revelábamos las películas y ampliábamos las fotografías, cosa que me encantaba. A partir de entonces he llevado siempre una cámara conmigo, que me ha ido permitiendo aprender a base de prueba y error.
Se diría que sus fotos surgen de un momento de asombro, de sorpresa, de shock estético o emocional. ¿No es cierto?
Sin duda es así. Mis fotos no están preparadas ni pensadas con antelación. Son lugares, situaciones y cosas que voy encontrando en mi camino y que provocan una atracción especial en mí, por lo que necesito fotografiarlas.
Sin embargo, ¿cuánto hay en ellas de tenacidad y de perseverancia?
La fotografía es algo que necesita práctica. La constancia permite al fotógrafo aprender, mejorar y probar nuevas cosas que consiguen definir un estilo propio especial.
Usted no prepara sus fotos, no hace una puesta en escena, ¿verdad?
No, para nada. Con mis fotos busco mostrar la realidad tal y como es, no pretendo montar una historia ficticia. Es cierto que a veces mis fotografías cobran un carácter un poco más onírico y menos real, pero sólo lo consigo con la manera de enfocar estas imágenes, aportando así un punto de vista nuevo.
Cartier Bresson, un inmenso fotógrafo y gran ser humano decía: “la foto es una acción inmediata, el dibujo es una meditación”. ¿Está usted de acuerdo?
La fotografía también puede ser una acción meditada y preparada, de la misma manera que un dibujo o un gran cuadro. Sin embargo, mis fotografías son una reacción o una respuesta a una situación presente, que la mayoría de veces es efímera y pasajera, por lo que la inmediatez cobra un nuevo significado.
¿La técnica cuenta más que la intuición?
Es cierto que la técnica facilita la buena realización de una fotografía, pero sin duda la intuición cuenta mucho más; ya que a fin de cuentas es un arte que conmueve y hace sentir a través de la imagen, la cual no tiene por qué ser perfecta ni técnicamente correcta sino transmitir lo que el artista percibe.
¿En qué se reconoce una foto suya?
En mis fotos busco las texturas y la relación que estas mantienen con la luz. Son fotografías que fácilmente se pueden confundir con obras pictóricas, ya que juegan con el color, los relieves y las veladuras de manera que crean un ambiente de sueño dentro de la realidad tal y como yo la veo.
¿Cómo elige los temas de sus fotografías?
Mis fotografías no suelen tener un tema como tal. Es cierto que a veces tengo una línea fotográfica común, pero lo cierto es que para mí las imágenes son una manera de representar un cuaderno de campo de los viajes que realizo. Las fotos finales no tienen por qué mostrar el lugar como se conoce normalmente, sino pequeños detalles que han captado mi atención que igual no destacan en una visita turística como tal.
¿Es el retoque una manipulación necesaria?
No es una manipulación necesaria sino una herramienta extra para poder representar la imagen que el fotógrafo tiene en mente, dependiendo de lo que quiera transmitir al espectador. En mi caso apenas uso el retoque, ya que pretendo mostrar la realidad tal y como es desde mi punto de vista, captando la luz del momento que es la que muestra los detalles que me atraen en un principio.
¿Cree usted que tanto el artista (fotógrafo en este caso) como el ‘público’ tenemos una relación física, emocional y social con las imágenes?
El arte crea reacciones en el cuerpo, las imágenes te conmueven y excitan. Entiendo que el artista intenta representar en su obra esa relación que él mismo experimenta, y el público inevitablemente percibe estas sensaciones, incluso llegando a interpretarlas de manera distinta en su propio ser. Además, desde siempre la imagen ha sido una herramienta para representar condiciones sociales actuales, emociones personales y situaciones físicas presentes y pasadas de las cuales la imagen fotográfica es la única manera de guardar cierta reminiscencia física.
¿Es la imagen la que provoca esta relación casi corporal?
Sí, ya que la imagen es el nexo de unión entre fotógrafo y público, siendo una vía directa de transmisión de sensaciones y emociones, que luego cada uno puede interpretar a su manera. Una imagen activa a través de la vista al cerebro, consiguiendo provocar reacciones tanto psíquicas como físicas, ya sean estremecimientos, el llanto, la risa…
¿Qué sueña usted con fotografiar en este momento?
Mi mayor pasión es fotografiar realidades ajenas a la mía propia y por lo tanto desconocidas, para poder mostrar la reacción que me provocan a un público que no pueda tener acceso a estas experiencias en primera persona.
Usted es muy joven, podríamos decir que de una generación de artistas de Internet y su cultura. ¿Cómo se reconoce en ese universo?
No me siento muy cómoda en el mundo de internet y la tecnología. Creo que estamos saturados de información e imágenes, de manera que mis fotografías, que para mí son muy especiales, se pierden en una corriente de información que pasa de largo con un solo click del ratón sin llamar la atención especialmente de nadie, ya que ya ni siquiera ‘gastamos’ el tiempo en valorar o apreciar una imagen por sí misma, ni nos tomamos la molestia de dejar que nuestra mente y nuestro cuerpo se dejen llevar por lo que la imagen pretende transmitir.
¿Cuáles son sus fascinaciones?
En el campo de la fotografía me fascina la luz, y cómo esta juega con el mundo y lo muestra de distintas maneras dependiendo de quién lo mire, qué momento sea, y en qué lugar nos encontremos. Además, me apasionan las personas desconocidas, creo que encierran un mundo totalmente distinto al mío, y crean en mí una curiosidad insaciable que sólo consigo representar fotográficamente.
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¿Quiénes han sido sus maestros?
Mi madre ha supuesto una figura muy importante al haber despertado mi interés por la fotografía, además de apoyarme durante el camino enseñándome lo que sabe. Aparte, mi mayor maestra ha sido mi cámara, que me ha ido enseñando cómo funciona la fotografía y cómo jugar con la técnica para lograr las imágenes que busco en mi mente. Además, tengo que mencionar a dos pacientes profesores y geniales fotógrafos que me han ayudado estos últimos años.
¿Cómo se educa una mirada como la suya?
Visitando lugares, siendo curiosa y yendo un poco más allá de lo que se considera normal, siguiendo la intuición y las inquietudes que lo que te rodea crean en tu persona.
Háblenos de sus rutinas fotográficas.
Lo más importante para mí es no tener rutina, ya que le quita la emoción que me supone descubrir sitios nuevos e inquietantes. Si bien es verdad llevo siempre la cámara conmigo, ya que nunca se sabe cuándo algo va a llamar tu atención, aunque sea algo presente en tu vida cotidiana. Viajar es otra de mis necesidades, ya que me permite descubrir nuevas sensaciones y perseguir mi pasión por lo desconocido.
www. adrianapizcueta.blogspot.com
Texto: Guillermo Reparaz
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