La gala de los Premios Oscar 2017 nos brindó un entrañable momento cuando anoche, sobre el escenario del Dolby Theatre, apareció Katherine Johnson. Las actrices protagonistas de Figuras ocultas fueron las encargadas de presentarla antes de la entrega del galardón al Mejor Documental. Con 98 años y en silla de ruedas, la que fue una de las matemáticas más brillantes de Estados Unidos agradeció a los asistentes el emotivo aplauso que le dedicaron.
"La chica que lo contaba todo", como así la ha apodado la NASA, nació en 1918 en la pequeña ciudad de White Sulphur Springs, en Virginia Occidental. La pasión por las matemáticas surgió en ella desde muy pequeña: "Lo contaba todo, contaba los pasos que daba para cruzar la calle, los pasos que había hasta la iglesia, el número de platos y cubiertos que fregaba... Cualquier cosa que se pudiese contar", explicó el pasado 2015, cuando recibió la Medalla Presidencial de la Libertad, la mayor condecoración otorgada a un civil en su país.
Katherine creció en plena época de segregación racial (ley que no fue abolida oficialmente hasta 1964) y, para poder continuar con sus estudios, sus padres y ella tuvieron que mudarse de ciudad, pues en la suya las niñas afroamericanas no podían estudiar más allá del octavo curso. Viendo el potencial que Katherine tenía, especialmente para las matemáticas, su padre la matriculó en el West Virginia Colored Institute, donde se graduó con solo 14 años. Un año después accedió a la escuela superior, donde se licenció en Matemáticas y Francés. Tenía una mente tan brillante para los cálculos que incluso crearon asignaturas de geometría analítica y aeronáutica especialmente para ella.
La matemática de la NASA que hizo posible que el hombre pisara la Luna
La joven matemática se mudó a la ciudad de Marion, Virginia, donde ejerció como profesora. Sin embargo esa época no fue fácil, pues por primera vez se dio cuenta de los límites que suponía la segregación racial para una mujer negra. A pesar de resultar la única mujer seleccionada para realizar estudios de postgrado en la West Virginia University de Morgantown, no pudo acceder a ellos puesto que no podía financiárselos.
En 1953 su suerte cambió al enterarse de que la NACA (predecesora de la NASA) estaba buscando mujeres afroamericanas para tareas de cálculo en el Departamento de Guía y Navegación. Ese mismo año entró a trabajar allí como experta en matemáticas y geometría. Su trabajo consistía en realizar y comprobar las operaciones de cálculo para los ingenieros aeronáuticos.
Katherine no solo destacó por su potencial como matemática, también lo hizo por romper algunas de las barreras que la NASA imponía a las mujeres, especialmente a las mujeres afroamericanas. Ella empezó a plantear preguntas que hasta ahora otras mujeres no habían hecho y pidió poder asistir a las reuniones de ingenieros para aportar su visión, lo que finalmente consiguió.
Entre sus logros destaca el cálculo de la trayectoria parabólica del vuelo espacial de Alan Shepard, el primer estadounidense que viajó al espacio a bordo del Mercury Redstore 3 en 1961. También calculó la trayectoria del Apollo 11, la nave que llevaría al hombre a pisar la Tierra. Y durante sus últimos años en la NASA participó en planes de misiones a Marte. Su trayectoria profesional y personal le ha valido múltiples premios y reconocimientos, el último tuvo lugar anoche durante la gala de los Oscar, donde se llevó el aplauso de todo el público en agradecimiento a su gran labor.
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