Habéis decidido dar el paso, dentro de poco seréis marido y mujer, una nueva etapa empieza y aunque estás emocionada también te sientes algo desconcertada. Esperas que todo siga siendo, por lo menos, igual de maravilloso que hasta ahora pero, no tienes ninguna garantía, bueno sí, el amor.
Si no tenías suficiente con los preparativos de la boda, te acabas de enterar de todo el papeleo que tienes que hacer, que si hacienda, cambio de carné de identidad y de conducir… Tómatelo con calma, en realidad lo mejor está por llegar, o lo peor.
AVISO: el contenido de este artículo está escrito en tono de humor. Relájate y sigue leyendo mientras pasas un buen rato.
-Mudanza. Adiós dulce hogar. Quizá te enfrentes a un cambio de vecinos, de cama, de almohada o incluso de barrio. Por supuesto la mudanza implica una rigurosa limpieza de armario. Despídete de todo aquello que no necesitas, regala esas prendas que hace siglos que no te pones y llévate lo imprescindible. Seguramente te resulte muy interesante el Método KonMari.
-La nevera está vacía. Sí amiga mía, tu madre ya no va a la compra por ti. Lo sé, no te explicas cómo puede desaparecer tan rápido la comida, pero es que antes de casarte mamá se ocupaba de TODO. Se lo que estás pensando, estás en una nube, crees que podrías alimentarte de los besos de tu maridito, pero eso no es cierto. Vuelve a la vida real, elabora un menú, id al supermercado y ceñiros a los planes.
El vértigo del matrimonio es un vértigo que engancha, que te chifla, que te hace feliz. Así que tómatelo a broma, porque todos estos cambios se llevan mejor o peor, pero se llevan.
-Ya eres señora, y no una señora cualquiera, eres la señora de "Pepito". Esto no te convierte en una mujer mayor, te quedan muchas cosas por vivir, pero asimila lo antes posible que cuando un niño te pida la hora podría llamarte señora.
LETTER